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¿QUIEN ES MARIA JOSEFA LARRAGA?
María Josefa Larraga Cortés nació el 5 de marzo de 1946 en Rivas (Zaragoza).
Soy religiosa Mercedaria de la Caridad.
Y soy discípula. Una mujer del pueblo y con el pueblo. No quiero poner nada más.
Eso es lo que ella me envió en un whatsapp cuando le pregunté qué quería que escribiéramos en la reseña que es costumbre poner en cualquier publicación acerca del autor. Esas palabras… y la dedicatoria a su madre, a quien María Josefa profesa un amor bellísimo y muy profundo.
Y así lo hago con profundo respeto, desde mi admiración y mi hondo cariño, pero… aunque no voy a poner las cosas típicas del currículum de un autor… si deseo afirmar el regalo que ha supuesto tener a María Josefa como parte de mi vida. Lo comparto desde la sencillez y la gratitud al Señor, porque ella ha sido y es “merced” de Dios para mí, y me atrevo a decir que lo es para todos los que nos “tropezamos” con ella en algún momento de nuestra trayectoria vital.
Cuando la conocí yo era una niña y ella era una de las religiosas que enseñaban en mi colegio. Siempre admiré de ella su paciencia, su bondad, su inmensa capacidad intelectual y especialmente su profunda humildad.
Hoy… me impresiona, con el paso de los años, comprobar su enorme y realista humanidad y su capacidad para la ternura y la compasión. Me conmueve esa inteligencia excepcional y nada común unida a ese inmenso corazón de mujer que Dios ha creado para el amor y la bondad. El resultado es merced, ternura y humanidad. Toda María Josefa es “merced” y es “caridad”. ¡Qué regalo precioso para el Señor, para la Iglesia y para el mundo! Una mujer viviendo en plenitud la vida a la que ha sido llamada: Mercedaria de la Caridad hasta los tuétanos.
Toda ella es poesía, sensibilidad y delicadeza, además de ternura y generosidad. Hasta el punto de regalarme unas páginas íntimas y bellísimas, que son un diario que fue escribiendo en el Año de la Misericordia y que ella titula “Experiencias cotidianas de la misericordia”, de las que me ha dicho que puedo hacer el uso que yo quiera.
Son preciosas y el mejor autorretrato de esta gran mujer enamorada de Jesús y del Evangelio. Las he leído con devoción y cariño y he ido extractando párrafos que son pinceladas del retrato de esta alma grande. Van a continuación para que la conozcáis y para que deis gracias a Dios por su obra de amor en las almas que -como ella- se abren a su acción.
M. Olga María, cscj