Hace unas semanas que hice mi primera profesión religiosa como Carmelita Samaritana del Corazón de Jesús, y doy gracias al Señor «porque eterna es su misericordia».
Soy su esposa, estoy llamada a compartir los designios de su Corazón, a estar con Él, sola con Él, soy sólo de Él. El Señor ha hecho una elección sobre mí, por pura gratuidad, para que yo sea entera de Él.
Me permite y me da la GRACIA de vivir una anticipación de lo que todos viviremos en el cielo: una relación esponsal. Él es el único que puede llenar mi corazón, y yo desde mi pequeñez y mi pobreza le respondo amándole cada día, cada momento, en cada circunstancia, en cada imprevisto…
Estoy consagrada para consolar su Corazón, para ser su pequeña Betania, donde Jesús se reunía con sus amigos, lugar de descanso y de intimidad. Como verdadera esposa, compartir sus sentimientos, e interceder con El ante el Padre ¡¡Tantas y tantas cosas me dicen las palabras “Esposa de Cristo”!!
Rezad por mí y por todas mis hermanas, para que nuestra vida sea una total entrega al Corazón de Jesús y a la Iglesia, y podamos seguir gritando al mundo entero que “Dios nos ama con Corazón de hombre”.
Hermana Marta María de Jesús, cscj