Mi historia les podría ser un poco larga y poco interesante. Entré a una Iglesia Católica por primera vez cuando tenía 27 años, Siempre fui protestante, Bautista. Me case a esta edad con un hombre católico, comprometido con su iglesia, Nos casamos en la Iglesia Bautista. Al siguiente domingo mi esposo me dijo hoy vamos a misa. Lo que pasó por mi mente en ese momento fue: voy a pecar por entrar a una iglesia donde se adoran los santos y creen en la Virgen Mari…, pero obedecí y fuimos. Yo temblaba, mi corazón latía muy fuerte y solo sabía pedirle perdón a Dios. Al entrar la procesión con el Padre y la música de fondo, sentí que Dios estaba allí, que su Espíritu era patente. Clame a Dios y le dije Señor eres Tú, por favor ayúdame que me desmayo, y enseguida me entro una paz que solo Él nos la puede dar. La misa termino y yo muda, no era capaz de decir nada.
Al siguiente domingo visitamos la Iglesia Bautista, y así siguió nuestra vida. El Padre de la parroquia era un español con un fuerte carácter, pero un hombre de Dios, lleno de amor para su Iglesia. A mí me gustaba mucho oírlo, eran una homilías que les puedo decir que eran unas clases de catequesis, un teólogo. Dios mismo me lo había mandado para que yo creyera y abrazara su Iglesia.
Pasaron dos años y llegaron nuestras hijas. Bien pequeñas las bautizamos, y entonces comenzó una lucha dentro de mí. Yo no podía ensenar a mis hijas dos credos y le suplicaba al Señor que me dijera dónde las tenía que llevar para que le conocieran y le amasen de todo corazón para que a lo largo de sus vidas le fuesen fieles a EL y Iglesia.
En aquel entonces se creó una nueva parroquia y el Padre que nombraron fue al Padre Compairet, que alegría sentí. El Señor escuchó mis ruegos y esta era la Iglesia que Él quería para nosotros. Allí fuimos muy felices trabajamos mucho dando a conocer la nueva parroquia y el Señor daba el crecimiento.
Tomaron la primera comunión las niñas, Yo les puedo decir con sinceridad que me sentía la mujer más feliz del mundo cuando todos los Domingos íbamos a la celebración eucarística. No todo ha sido color de rosa. Sufro hoy en la actualidad el distanciamiento de mi única hermana y en parte de mi madre, pero Dios está conmigo, los protestantes tienen una cosa su corazón y es, que es muy pequeño a la hora de amar a su semejante. Solo ellos son los cristianos, y los demás buenas personas.
Y llegados a este punto ¿Cómo conocí, a las Carmelitas Samaritanas?
Por lo que anteriormente he contado, yo tenía un desconociendo total de lo que eran mujeres consagradas, (monjas). Lo que siempre había oído era que “¡pobrecitas!… ¿qué les habrá ocurrido para que se tengan que meter a monjas?” Pero un día viendo videos de internet, me encontré con estas monjitas tan alegre, bonitas, jóvenes, dando entrevistas grabando discos, y me dije,-¡tengo que enterarme bien de quienes son!-. Todos los días veía sus videos; recuerdo cuando entró la hermana Fátima, en fin fueron entrando en mi vida.
Le pregunté a mi esposo y me dijo que si conoció a las Carmelitas Descalzas en Cuba, pero que a las Samaritanas no, que debían ser nuevas.
Quiero aclarar que en los EU no es frecuente ver monjas, porque no hay muchos conventos, y quedan distantes de las parroquias. Este país es más protestante que católico y también como yo viví desde que nací hasta los 25 años que vine para los EU , en Cuba mi país de nacimiento, bajo un sistema comunista que ser y practicar tu fe, es un reto contra un monstruo que no tiene piedad ni respeto para nadie, solo ellos y nadie más, en aquellos tiempos expulsaron sacerdotes y monjas y pastores protestantes los encarcelaron, ver una monjita era muy difícil.
La Madre superiora , una mujer alegre de buen carácter con un carisma contagioso, feliz de vivir consagrada a su Señor, entonces yo me dije algo tienen estas Carmelitas Samaritanas que las voy a conocer, han sido mis catequistas, me han enseñado a amar al Corazón de Jesús, a contemplarlo y consolarlo, que aquí con mi pequeñez y pecados , yo sé que El me ama, y yo vivo dentro de su Corazón y que nada ni nadie me puede hacer nada malo porque Él me tiene tatuada en las Palmas de sus manos, que viva confiada y llena de esperanza porque Dios me ama, y yo a Él. Las C. Samaritanas me han enseñado que Dios nos ama con Corazón de Hombre, porque Él está vivo a nuestro lado y nosotros no le somos indiferente, El sufre y padece con nosotros por Vive.
Las carmelitas Samaritas son una comunidad religiosa abierta al mundo, Gritando que Dios nos quiere con corazón de Hombre. Ellas nos transmiten su fe, su entrega al Señor, hemos participado de su crecimiento, recuerdo cuando entro la hermana Fátima, cuando la Hermana Marina hizo sus votos Solemnes, Carmen, Inmaculada, Teresa, la celebración de los 25 años de la Madre Olga,
la llegada a Valdedios. Nunca las hemos visto desanimadas, Ellas saben en quien han creído y esa vida, ese carisma ha llegado hasta mi hogar en los EUA donde vivo, para mí son mi punto referencia, en cada adoración de los jueves mi corazón está junto a ellas, a los pies de Jesús, que Dios nuestro Padre las bendigan y sigan siendo bálsamo para este mundo que tanto lo necesita.