Ayer, día 21 de octubre, se cumplió el primer aniversario de la fundación de Viana de Cega. Se cumplió un año ya de nuestra llegada a esta nueva casa y con ello la inauguración de una nueva andadura y el inicio de una nueva etapa por la que damos gracias a Dios. Estamos bien y felices en Viana, pero siempre será un aniversario con sabor agridulce porque ese día salimos definitivamente de nuestra casa madre en el Paseo de los Filipinos, en la que tantas cosas grandes y bellas -que Dios sabe- hemos vivido.
La verdad es que fue uno de los días más duros de nuestra vida ver salir al Corazón de Jesús de la casa que con tanto amor le habíamos preparado, pero damos gracias a Dios de poder permanecer junto a El y correr su misma suerte. Y doy gracias a Dios por la entrega y el amor de las hermanas de Viana, que han trasformado aquella casa vacía y solitaria en su Betania, el cobijo donde su Corazón reposa.
¡¡Bendito sea El por todo!!